Suele pasar que con la llegada de las estaciones frías, muchos dueños de animales se relajan con los cuidados, pero el polvo de las hojas y los alérgenos ambientales están ahí, y éstos son solo alguno de los factores que ponen en riesgo su sistema inmune. Hay algunas alteraciones que pueden ponerse en evidencia en esta época del año y hay que prevenirlas.
Con el cambio de estación se reducen las horas de sol y bajan las temperaturas. Además, en esta época del año las mascotas mudan el pelo. De la mano del otoño llegan el frío y la humedad y no hay que olvidar que también son sensibles a los cambios de temperatura. Y aunque están más preparados que nosotros para combatir la climatología, algunos animales sufren más gravemente el cambio de estación.
Algunas alergias suelen manifestarse de forma clara también debido a la mayor permanencia en lugares cerrados o calefaccionados; el tiempo húmedo y templado al que les sometemos favorece el desarrollo de virus y bacterias y pueden manifestarse algunas dolencias como dermatitis atópica o también, a nivel respiratorio, como asma.
En general, es durante el verano cuando los dueños de las mascotas se preocupan por las pulgas y garrapatas y por desparasitar a las mascotas. Es frecuente que con temperaturas más bajas se olviden los parásitos externos, pero no hay que perderlas de vista, ni tampoco a uno de nuestros mayores enemigos del otoño, el ácaro rojo del cual os hablamos recientemente.
Otro dato importante que hay que recordar es que durante el otoño ocurre la muda estacional de pelaje, es decir, el cambio del pelaje de verano por uno más denso y adecuado para los meses fríos.
Muchos dueños de mascotas nos hablan de cambios de comportamiento como ansiedad, que mayormente les viene genereada por el hecho de estar más tiempo solos y aburridos.
Estad atentos, y no les perdáis de vista, detectar los síntomas es importante para realizar actividades que puedan ayudarles.
Más información en Infobae
Comentar