Enfermedades de otoño que pueden afectar a nuestras mascotas

Los cambios asociados a la llegada del otoño, vinculados con la reducción de luz solar o la bajada de las temperaturas, pueden afectar directamente a nuestras mascotas, provocándoles cambios en el estado de ánimo, caída del pelo, enfermedades infecto-contagiosas o problemas respiratorios. Una reacción provocada por los cambios hormonales que sufren nuestras mascotas y que hacen que durante esta época del año tengamos que estar especialmente atentos a su cuidado, sabiendo identificar las distintas situaciones por las que pueden atravesar.

Uno de los problemas más comunes, que en algunos casos pueden revestir cierto peligro, son las infecciones causadas por determinados parásitos como las garrapatas o el ácaro rojo. La aplicación de productos que contribuyan a prevenir estas infecciones, o el uso de collares antipulgas o antigarrapatas, pueden ser clave para ayudar a nuestras mascotas en este sentido. Además, podremos evitar que acaben siendo contagiados y desarrollar enfermedades como la ehrilichiosis o la anaplasmosis caninas.

La disminución de horas de luz también influye en nuestras mascotas afectando a su estado de ánimo, que en algunos casos se vuelve más apático y perezoso. Para ayudarles a sobrellevar mejor estos cambios, es importante realizar una adaptación progresiva en cuanto a sus rutinas en las comidas o los paseos, modificando sus horarios de forma paulatina, y consiguiendo así contrarrestar los efectos del cambio horario.

La llegada del otoño puede suponer también una mayor actividad de los dueños fuera del hogar, haciendo que las mascotas desarrollen ansiedad por pasar más tiempo solos. Dar largos paseos o estimular los juegos, pueden ayudarles en esta situación, al tiempo que previene el aumento de peso que pueden experimentar durante los meses de invierno.

Muda del pelo

La caída del pelo puede ser otro de los retos al que nos enfrentemos con la llegada del otoño, debido a que su piel se prepara de esta forma para afrontar la bajada de las temperaturas y protegerse mejor frente al frío. En este sentido, es fundamental que aumentemos la frecuencia del cepillado, mínimo un par de veces a la semana, y reforcemos su alimentación con productos ricos en ácidos grasos omega 3 si observamos que pierde más pelo de lo normal.

La bajada de las temperaturas que comienza con el otoño puede provocar también la llegada de los resfriados y el aumento de problemas respiratorios que se manifiestan con tos, mucosidad o fiebre. Síntomas que en principio no deberían revertir mayor gravedad, pero que conviene vigilar si persisten o si nuestra mascota pertenece a un grupo de riesgo (cachorros, mascotas mayores o con enfermedades previas).

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